Vaya al Contenido
Desfiladero de Las Xanas Lineal
Santo Adriano, Asturias (Ppado Asturias) ~ ¸ 1:25h / 3.98Km.
Santo Adriano del Monte, Spain


Galería TOP 10

       
       

Ruta VIAS SUMMUM - Desfiladero de Las Xanas

Introducción
Un profundo desfiladero con el fondo cubierto por un frondoso bosque de ribera, de altas y escarpadas paredes grises, escarbado en la roca calcárea durante milenios por un arroyo saltarín. No es un mal lugar para que proliferen las xanas que le dan nombre, pero ¿qué son? La mitología asturiana es rica y variada en cuanto a criaturas habitantes de los bosques y los ríos, siendo las xanas unas de las más conocidas. Son ninfas o hadas ligadas al agua, en especial a las fuentes, los saltos de agua, los lagos, los manantiales, las cuevas y los pozos. Descritas como doncellas jóvenes de extraordinaria belleza y bondadosas en general, esperan en las orillas de los arroyos, junto a los saltos de agua, a cautivar a algún joven con sus encantos y la promesa de sus tesoros.
La Ruta de las Xanas  remonta este impresionante cañón, declarado Monumento Natural en el año 2002, hasta los bosques y prados de Pedroveya. La ruta asciende por la empinada ladera, asomándose constantemente a un abismo en el que río hace notar su presencia con el rumor de sus saltos y cascadas. Finalmente, el camino sale del desfiladero y se adentra en un mágico bosque de hayas y castaños, con el arroyo de les Xanes mostrándonos toda su belleza. No es de extrañar que el folclore local poblase este lugar de estos mágicos seres.
Pero no sólo las xanas habitan aquí. En el río, si tenemos suerte, podemos encontrar a la nutria palártica y al desmán ibérico. La zona boscosa es el hogar del zorro, el jabalí y la garduña, entre otros. En cuanto a las aves, es posible avistar cuervos, mirlos, petirrojos, lavanderas, el avión roquero e, incluso, el águila real y el alimoche.
En cuanto a la flora, el fondo del cañón está cubierto por un frondoso bosque mixto con presencia de olmos, avellanos, tilos y arces. En las paredes más agrestes sobreviven algunas encinas de escaso porte, mientras que en la parte alta del recorrido, al salir del desfiladero, nos encontramos un apabullante bosque de hayas, alisos y castaños, hasta que llegamos a los prados.
La senda fue abierta a mediados del siglo XX, a base de pico y barrena, con la intención de comunicar las poblaciones de Pedroveya, La Rebollada y Dosango con el valle del río Trubia. Todavía pueden verse las huellas de las herramientas utilizadas para tallar el sendero en las paredes de caliza. Una ruta audaz que, además, hará las delicias de los aficionados a la geología.
El recorrido
Junto a Villanueva, justo al inicio de la carretera que une esta población con Tenebredo, se sitúa el área recreativa del Molín de les Xanes con un aparcamiento donde podremos dejar nuestro vehículo. Esta ruta es muy concurrida, por lo que es normal que el aparcamiento se llene pronto los fines de semana. Desde aquí partiremos en busca del inicio del propio sendero que se sitúa unos cientos de metros más arriba, en el margen derecho de la citada carretera, señalizado por un cartel y una losa de piedra tallada.
Nuestro sendero comienza ganando altura rápidamente y pasando junto a un pequeño muro de contención de madera que protege el camino y la carretera de la caída de piedras. Disfrutamos de unas bonitas vistas de Villanueva, capital del concejo de Santo Adriano, y de esta parte del valle del río Trubia antes de que el sendero gire hacia la izquierda y comience a internarse en el desfiladero por un estrecho paso entre las rocas. Poco después, atravesaremos un pequeño túnel y estaremos ya en el primer tramo del cañón. Nos reciben sus paredes grises, verticales y desafiantes. En el fondo, muy por debajo de la estrecha senda por la que caminamos, el río suena y, en ocasiones, se asoma entre la espesa vegetación.
La ruta continúa ascendiendo suavemente y, antes de que vuelva a girar hacia la izquierda, pasamos por un pequeño tramo en el que el piso ha sido reforzado con una pasarela de madera protegida por una barandilla. Es un buen punto para observar, de nuevo, la población de Villanueva abajo en el valle, en la salida del desfiladero. Muchos de estos tramos, en los que vamos pegados a la pared del cañón, encontraremos una maroma a modo de pasamanos al que poder asirnos para asegurar el paso. También, en estos tramos es en los que podemos apreciar en la misma pared la marca de las herramientas que fueron utilizadas para tallar el camino en la roca.
A medida que seguimos adentrándonos en el desfiladero, podemos observar en ambas laderas los afloramientos de piedras, los pliegues y fallas que hacen de este lugar un enclave de gran interés geológico. También podemos ver pequeñas cuevas y grietas que surcan la pared y que llegan hasta el nivel del río. Sin duda, algunas xanas habrán hecho de ellas sus moradas. La senda serpentea por la ladera, pasando zonas más cerradas de vegetación y volviendo a asomarse al borde del precipicio. En algunos tramos el camino se convierte casi en un túnel y vamos bajo un techo de roca, con una impresionante vista panorámica a nuestra derecha. Seguimos así ascendiendo el cañón, alcanzando su parte más angosta, hasta que atravesamos un segundo túnel y en unos cien metros alcanzamos el bosque.
El piso del sendero deja ser tan pedregoso y, si ha llovido recientemente, podemos llegar a encontrarnos con bastante barro a partir de este punto. Las hayas, castaños, álamos y helechos llenan de vida esta parte del camino. Mientras, el arroyo de las Xanas, ahora visible e, incluso, accesible, se precipita saltando de poza en poza, creando unas pequeñas cascadas muy bellas. En algunos puntos el camino se ensancha un poco y tras una pequeña subida, llegamos a la boca de una mina de hierro abandonada. Poco después cruzaremos el arroyo por un puente de madera y en unos cientos de metros alcanzaremos las ruinas de un molino, en las que aún podremos ver las piedras de moler y parte del canal que llevaba el agua hasta él para hacerlo funcionar.
A los pocos minutos de rebasar el molino, llegaremos a un pequeño cruce, en el que nuestro sendero gira hacia la derecha y comienza un largo ascenso, salvando el desnivel gracias a varios tramos de escalones tallados en la tierra y apuntalados con travesaños de madera. Al terminar la subida llegamos a una pista cementada, en la que debemos girar a la izquierda. Bajaremos hasta cruzar el cauce del arroyo de la Boya por un puente, para luego comenzar a subir de nuevo.
La pista nos llevará hasta la iglesia de San Antonio, junto a la que destaca un magnífico ejemplar de tejo centenario. Rodeada de verdes prados y vigilada por las cimas colindantes, esta iglesia marca el final de nuestra ruta.
No te puedes perder
1. Mina abandonada: La actividad minera siempre ha tenido una gran importancia en Asturias. Aquí podemos ver una antigua galería dedicada a la extracción del hierro, abandonada hace ya muchos años.

2. Ruinas del Molino de Secundino: Esta construcción en ruinas se trataba de un molino de accionamiento hidráulico, en el que aún podemos ver las piedras de moler y parte del canal que desviaba el agua del arroyo para llevarla hasta el mecanismo del molino.

3. Saltos de agua: El arroyo de las Xanas va precipitándose a lo largo de su recorrido en numerosas pozas y cascadas hasta su desembocadura en el río Trubia. Mientras recorremos el desfiladero es muy difícil llegar a observar el río, debido a la profundidad del cañón y a lo tupida que es la vegetación que cubre su fondo. Sin embargo, cuando alcanzamos el bosque en la parte alta del recorrido, iremos al lado del arroyo y podremos disfrutar de sus saltos y pozas. Quizás incluso nos encontremos con alguna de las míticas criaturas que dan nombre a la ruta.

4. Tejo centenario: Al final de nuestra ruta, junto a la iglesia de San Antonio, se sitúa este magnífico ejemplar de tejo. El tejo es un árbol muy importante en las tradiciones de los antiguos pueblos que poblaron el norte de la Península Ibérica ya que, debido a su gran longevidad que les permite llegar a superar los mil quinientos años, se consideraban seres inmortales. Quizás por esta razón y por ser considerado un árbol sagrado, es común encontrar tejos plantados junto a iglesias, cementerios, ermitas y en las plazas de los pueblos de la cornisa cantábrica.


Ruta VIAS SUMMUM - Desfiladero de Las Xanas

1. Dejamos nuestro vehículo en el aparcamiento del área recreativa del Molín de les Xanes y accedemos por la escalera al acerado que sube por la carretera hasta el inicio del sendero. (0h:00~)​

2. Tras subir unos cuatrocientos metros, cruzamos la carretera y llegamos al inicio del sendero que  continúa durante unos dos kilómetros y medio remontando el desfiladero por su ladera izquierda, sin ser cruzada por ninguna otra senda. Atravesaremos un primer túnel al poco de entrar en el cañón propiamente dicho, y un segundo túnel justo antes de llegar al bosque superior.

3. Pasada la boca de la mina, el puente de madera y las ruinas del molino de Secundino, llegamos a este punto en el que el sendero gira a la derecha para iniciar un fuerte ascenso a través de varios tramos de escalones excavados en la tierra y apuntalados por travesaños de madera. (1h:10~)

4. Seguimos subiendo por este segundo tramo de escalones.

5. Al final de la subida llegamos a una pista de cemento en la que giraremos hacia la izquierda. Seguiremos por esta pista hasta llegar a la iglesia de San Antonio, final de nuestra ruta. (1h:18~)

Todos los tiempos indicados en la descripción de la ruta son meramente orientativos. Se refieren siempre a tiempo de marcha efectiva, es decir, para su cálculo no se han tenido en cuenta las paradas.
La duración estimada de la ruta a un ritmo suave a es de aproximadamente 1 horas y 25 mínutos.
Recomendamos completar las indicaciones de esta guía gráfica con la descarga del track oficial de la ruta para GPS .

Ubicación / Vista aérea / Perfil de la ruta




Decargas

                                                     
Regreso al contenido